Uno de los aspectos claves cuando nos planteamos diseñar una nueva estancia, es seguir una paleta de colores, ya que será lo que nos va a dar coherencia al espacio.
Dentro de las tonalidades y sus combinaciones posibles, podremos optar desde los colores complementarios (ubicados en puntos extremos entre sí, como el violeta y el amarillo), hasta buscar una armonía monocromática, utilizando el mismo color, pero en distinta intensidad (por ejemplo, distintos tonos de azul).
Hay muchos elementos a tener en cuenta a la hora de vestir y poner color a un espacio. Desde el material de las paredes y de los pavimentos, el mobiliario, los elementos textiles y los objetos decorativos; sin olvidarnos de las texturas y estampados que también juegan un papel importante a la hora de crear un ambiente.
La reaparición de los colores en estos últimos años, ha ido ganando protagonismo dentro del mundo del interiorismo, huyendo de los tonos grises, neutros y blancos que predominaban en los espacios. Actualmente se apuesta por los tonos inspirados en materiales naturales, sobretodo dentro de la gamma de los colores pastel, se combinan con colores fríos y cálidos, suaves y relajantes, aportando más vitalidad y calidez a los interiores.